la tocó mirándola fijo
entreverando sonrisas
ella combatía inútilmente sobre una pared que se derrumbaba
todo su cuerpo se ofrecía entero, eterno
la boca de lava chorreante, caliente, se agitaba y se detenía para convencerla
la cara se pegó a la cara y se fundió para componer un solo rostro
la boca se adhirió a la boca sin más preguntas,
no se escucharon gritos, ni brillaron luciérnagas en la inquietud
solo la boca quedó titilando, estupefacta...
latiendo en el silencio del placer
